jueves, 1 de marzo de 2012

El cerebro durante la adolescencia, estudiándose.

Reconociendo que es una fuente secundaria, que está dirigida al público general, que por esa razón normalmente no trae fuentes bibliográficas, y que no he profundizado en ello, quiero mencionar arbitrariamente un artículo de la National Geographic en español aparecido en octubre del 2011 sobre la comprensión biológica del cerebro adolescente.


Lo primero y mas llamativo, es que menciona que nuestro cerebro sufre una reorganización masiva a manera de remodelación, entre los 12 y los 25 años. Todo a partir de la reducción de las sinapsis menos usadas y el mejoramiento en la conducción de las demás vías neuronales. Ello se evidencia físicamente, y generalmente se traduce en comportamientos mas complejos y sensatos cada vez mas frecuentes con la mayor edad.

También se explicaría el porqué hay variabilidad diaria en el humor del adolescente; lo que daría al traste con la percepción común de que el cerebro adolescente inicia un proceso "muy cercano a un retraso mental" porque a esa edad se encuentra "en construcción"; pero desde hace poco "...algunos investigadores han empezado a contemplar los recientes hallazgos de la neurología y la genética bajo una luz más brillante y halagüeña, claramente influida por la teoría de la evolución. La explicación resultante del cerebro adolescente (llámesele la teoría adaptativa de la adolescencia) describe al joven no tanto como un tosco esbozo sino como un ser exquisitamente sensible y sumamente adaptable, preparado casi a la perfección para la tarea de abandonar la seguridad del hogar y salir al complicado mundo exterior", un punto de vista nuevo basado en hallazgos morfologicos y funcionales.

La búsqueda de emociones fuertes, la búsqueda de la novedad, y la mayor propensión a correr riesgos (especialmente entre los 14 y 17 años), no son improvisados:  a pesar de que "emplean las mismas estrategias cognitivas básicas que los adultos, y por lo general resuelven sus problemas razonando con la misma habilidad que lo hacen los mayores (...), [los adolescentes] son plenamente conscientes de que son mortales, y (...) realmente sobrevaloran el riesgo»".

Sin embargo, lo que les mueve no es el peligro en sí mismo sino la recompensa cuando se está en las situaciones que ellos desean. Esta recompensa tiene una valoración mucho más alta en este período que en otras edades. Y esta recompensa puede ser por ejemplo, impresionar a pares o a terceros.

El cerebro es sensible a sustancias como la dopamina, y la oxitocina. Con ello interpreta y se expresa socialmente, por ejemplo,  la busqueda social de pares.  Y por eso ante el rechazo social el adolescente se comporta como frente a una amenaza vital: "...percibimos el rechazo social como una amenaza para nuestra existencia. Sabiéndolo, comprenderemos mejor el drama que supone la traición de un amigo a los 13 años o la tragedia de no ser invitado a una fiesta a los quince."

Finalmente, a esos cambios se le suma otro: la lentitud en la mielinizacion del area frontal que está explicada por la necesidad biológica de crear y no solo de eliminar las conexiones neuronales, en la medida en que la experiencia las genere o demande.   Este es el remodelamiento en donde la madurez tardía del area frontal expone al joven a riesgos incluso de vida.

Pensarlo así implica entender que la aparente torpeza que suele verse en ellos, los riesgos desmedidos a que voluntariamente se exponen, la búsqueda de independencia junto a conductas absurdas y contradictorias que a veces demuestran, las situaciones casi sin solución en que se involucran, la exagerada respuesta frente a ciertos temas, y la terquedad empecinada sin razón evidente, entre otras cosas, ya no podrán explicarse como un déficit que raya con la limitación mental del joven o con la presencia de factores sicosociales, sino que habrá de reconocerse que tienen de base un importantisimo proceso donde el cerebro muestra una vez mas su altisima capacidad plástica de modelamiento.

Este conocimiento también nos invita a participar activamente de ello, acompañando y orientando cuando sea necesario, evaluando el entorno en que se desenvolverán para mejorarlo positivamente, brindando las oportunidades de expresarse, y de experimentar.

La adolescencia se demuestra así como una fase adaptativa, totalmente funcional. Y el rol del padre y adultos debe ser entonces repensado si no se está aceptando al adolescente de esta manera.  Y de paso, el rol del colegio se redimensiona...

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